Cada año las nieves invernales se van retirando a cotas más altas y espesores más discretos a medida que avanza el verano. Las imágenes que los guías del valle de Benasque publicaron sobre estado del glaciar del Aneto en agosto del 2017 muestran un nevero a punto de desaparecer, dejando al descubierto el hielo viejo, negro y compacto del glaciar, que en lo que quedaba de verano sufrió un lento pero constante proceso de deshielo.
Cuando desaparece del todo el nevero la ascensión al Aneto se hace más compleja e incómoda. En las cotas más bajas, desde el Portillón Superior hasta el glaciar, aparece el caos de rocas propio de la alta montaña, difícil e incómodo de caminar por la falta de una senda definida por la que progresar.
Una vez alcanzado el glaciar, es necesario equiparse con el piolet, los crampones y casco que habremos porteado hasta ese punto y utilizarlos con atención y experiencia: las puntas de los crampones apenas entran unos milímetros en el hielo y salvo para aquéllos montañeros con mucha experiencia, la sensación de inseguridad será tan cierta como difícil resulta practicar una autodetención efectiva en este tipo de terreno, donde clavar el piolet es verdaderamente difícil. Si no lo tienes claro busca un lugar seguro para practicar la técnica o valora la posibilidad de contratar un guía.
Cuando se retira el nevero el glaciar del Aneto enseña los tonos negros y grises. El sol lo castigará, fundiéndolo, así que si vas a la zona dedica unos minutos a contemplarlo y disfrutarlo: los expertos afirman que en pocos años habrá desaparecido definitivamente.
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