mal-de-alturaEl mal de altura es el término que se emplea para describir las enfermedades relacionadas con la altitud y que están causadas por una menor disponibilidad de oxígeno en función de la altura.

El Aneto se encuentra a una altitud de 3404 metros sobre el nivel del mar. A esta altura encontramos el 67 % del oxígeno que tenemos a nivel del mar. Esto puede provocar en nuestro organismo una serie de patologías que nos conviene conocer.

 

 

 

LUGAR DISPONIBILIDAD DE OXÍGENO
Nivel del mar (0 m) 100%
Benasque (1138 m) 88%
Refugio de la Renclusa (2140 m) 78%
Portillón Superior (2870 m) 72%
Cima del Aneto (3404 m) 67%

Disponibilidad de oxígeno (%), en función de una altura de 0 metros. (www.altitude.org)

¿El mal de altura no pasa solo en las grandes montañas?

El mal de altura esta en relación con el déficit de oxígeno en nuestra sangre, déficit que genera una serie de síntomas que se van complicando a medida que aumenta la altitud. En el Pirineo no llegamos a estar a alturas extremas (aquellas que superan los 5500 metros), pero los síntomas derivados de la falta de oxígeno pueden aparecer a partir de los 2500 metros de altura, manifestándose como Mal Agudo de Montaña (MAM).

¿Cuáles son los síntomas?

El síntoma más destacado es el dolor de cabeza, aumento de la frecuencia respiratoria y fatiga inusual. También se pueden experimentar náuseas, aletargamientos o insomnio, aspectos que afectan a nuestra capacidad para tomar buenas decisiones.

El MAM está ligado a la altitud, así como a la velocidad de ascenso. En el Aneto debemos superar más de 1500 metros de desnivel positivo en pocas horas si salimos desde la Besurta o el puente de Coronas, casi 2300 m si esa madrugada hemos salido de Benasque (1138 m), por lo que esta situación de ascenso rápido puede favorecer que nuestro organismo se resienta.Mal de Altura en el Aneto

¿Cómo podemos prevenir este problema?

Una buena idea es dividir la ascensión en dos días, pernoctando en el refugio de La Renclusa. Salir hacia el Aneto desde los 2100 metros de altitud acorta ligeramente el desnivel el día de cima, pero sobretodo haber dormido y respirado a esa altura permite una mejor adaptación de nuestro cuerpo a estas circunstancias.

También es muy importante hidratarse de forma adecuada antes y durante la actividad.

 

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